Archive for January, 2008
January 22nd, 2008 -- Posted in |
Adoro escribir cartas. Inesperadamente me estampo en mundos propios que no existen al lamer un sobre. Me imprimo en poltronas celestes al pegar el timbre postal.
El amor por la correspondencia me fue contagiado por mi segunda compañera de vida universitaria (roomie) durante nuestra estadía en Tepepan. Sin embargo, la extraña enfermedad no se me complicó y sufrí la infamia de no agonizar en el intercambio postal. De hecho, convalecí románticamente en la correspondencia unilateral.
Siempre escribo cartas sin respuesta. Aclaro: No son cartas muertas, sino convalecientes. Como yo.
No me autoengaño. No uso el pretexto de que el servicio postal es ineficaz y que, debido a eso, nunca recibo las respuestas a mis cartas.
Es un juego por correo: Tú me escribes, yo no te escribo: Yo te escribo, tú nunca me escribes.
Hoy escribí un par de cartas. De carta cerrada no entran moscas. Pero… La primera carta me hizo pestañar energúmenamente para detener las lágrimas. Empuñé mis huellas dactilares para cazar el olvido. Es para la primera poeta de carne y hueso que conocí. Tenía 18 años (yo), no escribía más hasta que nos encontramos. Siempre la pienso y la leo fervorosamente. Tengo sus testimonios de pluma y atoradas secreciones entre mis papeles preciados. Querida, eres una profeta. Nuestro silencio es tan público que no me atrevo a deletrearte. Me avergüenza confesarme como tu perseguidora. Té extraño, forever. La segunda carta es para la última poeta de carne y hueso que conocí. Poeta furiosa, visceral. Ser de agua que se ha hermanado conmigo: hemos llorado y escrito juntas. Hasta aquí, querida Claudina, esos enunciados inviolables, están en espera de ser transportados en un caballo hasta la Col. Doctores.
Sé que estas cartas –como todas las que he escrito– no tendrán respuesta.
O, ¿será que yo recibo cartas muertas?
January 22nd, 2008 -- Posted in |
January 21st, 2008 -- Posted in |
TIME-BOMB
The present moment
is an explosion ,
a scission
of past and future
leaving
those valorous disreputables
the ruins ,
sentinels
is an unknown dawn
stewn with prophecy .
Only the momentary
google of death
fixes the fugitive
momentum .

43. TIME-BOMB, ca. 1945. First published in Between Worlds 1:2 (Spring/Summer 1961, p.200). This text follows the BW version, which is identical to a signed typescript labeled “Selection to: ‘Between Worlds’ Oct. 1960” (YCAL). Editor’s Note: It is possible that Gilbert Neiman influenced the extra spaces between words and punctuation in this poem, for upon receiving the first batch of submissions from ML he wrote: “For my part…you are not allowing your self the ample spaces you once did” (GN). But these were not the allowances he was referring to.
January 18th, 2008 -- Posted in |
Un aliento,
un engastado artículo de fe
en nuestro bajón, efigie que arrincono en el borde de unos labios, hambre que no sabe de yerros somáticos durante el sueño de benjuí como un augurio singular
de la lengua.
* Danzamos a los costados, orillas despobladas que nos florecen en la pupila, planta trepadora.
La tilde incierta de las catarinas sabe que la maleza es un placer a deshoras
January 15th, 2008 -- Posted in |
,,, Y, La muerte es no saber al dedillo, Para quién, Estamos, Rey de Babia, Prefiero empeñar mi lengua sin carne, Mi lengua no dura en el verso, Mi lengua deriva en la falsedad, En las estatuas y los dogmas, Mi lengua hace duras las voces de Babia, No abriga el sigilo, Es decir, “Nunca”, Es decir, “Lengua aplástame en tu agonía”, En tu sordera de los que claman, Por Babia, “Con el incisivo sin lugar”,,,
January 15th, 2008 -- Posted in |
El turno del aullante
Max Rojas (México, 1940)
Era como si el fantasma de un hombre que se hubiera ahorcado
regresara al lugar de su suicidio, por pura nostalgia de beber
otra vez las copas que le dieron valor para hacerlo y preguntarse,
tal vez, cómo tuvo coraje.
Malcom Lowry, Bajo el volcán
… y sepa dónde y cuándo apuñalaron mi cadáver.
A Valquiria
Caidal mi pinche extrañación vino de golpe
a balbucir sepa qué tantas pendejadas;
venía dizque a escombrar lo que el almaje me horadaba,
y a tientas tentoneó para encontrarse
un agujero tal de tal tamaño que en su adentro
mi agujereaje y yo no dábamos no pie
sino siquiera mentábamos finar
de donde a rastras pudiera retacharse nuestro aullido
Eso es lo que me queda -dije- de tanta extrañación
como he tenido; un hueco nada más, y ya me crujo
del tanto temblequear de que ese hueco
del mucho adolorar se me deshueque
y ya ni hueco en que caer tengamos
ni mi agujero ni mi yo
tan deshuecado invertebral volvido
que ni a madrazos mi almaraje quiera
ponerse a recoger su trocerío.
Caidal mi pinche extrañación se fue de golpe
luego de extremaunciar sepa qué tantas pendejadas;
no le entendí ni madres de todo lo que dijo,
pero sentí que era de cosas que desgracian.
A buena hora se te ocurre – dije-
venirme a jorobar con lo pasado,
cuando que a puro ferretear me atasco el alma;
si no fuera por tanto pinche clavo que me clavo,
ya ni memoria ni aulladar tendría.
A mí de sopetón una mujer me destazó en lo frío,
y desde entonces
a puro pinche ardor me estoy enfriando.
Ni lumbre en el finar del almaraje y sus trocitos queda,
y sólo el agujero está y estamos dentro
mi esqueletada y yo y mis agujeros,
a trompicones tentaleando fondo
para por fin tener donde aventar el alma
y de una vez echar la moridera.
Luego de extremaunciarme el esqueleto,
mi pinche extrañación se fue de golpe;
a tales rumbos me aventó de lejos
que pura mugre soledad me fui encontrando;
de arrempujón en empujón llegué a mis huecos,
todo ya de oquedad hallado hoyado,
y sin huesaje ya y sin nada
en que la agonición llevar acabo.
Es frío -me dije- lo de agonir que tanto escalda,
pero el asunto es memoriar lo que en trocitos
del almaje va quedando de esa mujer, y yo memorio
de cuando me hoyancó, y luego hubo un desmadre tal
que estropició la elevación de los San Ángel,
y memoreo, también, que al destazarme
los huesos se me fueron hasta un deshuesadero tal
que, entonces, mi agujereaje y yo crujímonos de frío,
y a puro pinche enfriar hemos andado desde entonces.
Extremahumado ya,
ni un chinguirito de lumbre en el almaje y sus retazos queda
para lumbrar siquiera el huésar donde a tumbos
velorio a esa mujer que desahució mi almario
y cascajó, de paso, la ardidera.
Una llagada me dejó, y qué llagada,
y a luego hubo un friadal y un chingo más de cosas
que a chingadazos, pues, me auparon la caída.
Si así -me dije-, sin nada de huesar
y a puro bújero velorearé por siempre a esa mujer
mientras chinguitos del almar me queden,
y siendo como es de frío lo de agonir que tanto escalda,
mejor ya de uan vez me descerrajo el alma
y a ver en qué lugar la moridera boto.
Ya ni mi triste corazón me aguanta nada,
y ya que en éstas del morir me esculco muerto,
dada la extremaunción, el último traguito
mi agujereaje y yo nos lo echaremos solos.
Briagados ya, y a tarascazos, dando fondo,
vidriaremos por ahí a ver en qué mugre velorio
nos aceptan:
resurreccir como que está bastante del carajo,
y este pinche camión de Tizapán que ya no pasa,
como que nada más hasta un barranco hubo llegado.
[junio de 1971]
January 14th, 2008 -- Posted in |
January 14th, 2008 -- Posted in |
Dormirás sobre meu ventre
aí depondo teus receios
Surgirás, em tal beleza, que não mais haverá
distinções.
Serás ele. Ela.
Isabel de Sá.
¡Plúm! ¡Plúm! ¡Plúm! ¡Plúm! ¡Plúm! ¡Plúm! Todo vuelve a rimar Crap Crap deshace el indicio la última duda Rataplán es Lobreguez Rataplán progresa con gemidos tararí tan tan triquitraque hace el tren triquitraque Femenino y Masculinidad se redefinen como Paf paf p. 89 pum pumba p. 96 frufrú p. 32 no, no p. 55 No ¡! Noooooooon Noon // palabra con doble oo es par de ojos Noon es el ojo del poema es el cero es la variable y la incógnita y ahora despejamos y X=0 X=0 aquí nace Pareja aquí agonizan Femenino y Masculinidad aquí nos desescribimos como Ella y/o Él
January 13th, 2008 -- Posted in |
*
Mi abuela (Maria de Lourdes “Mayito” Díaz Fragoso) ha sido la mujer más hermosa que he conocido. Su belleza de dama convencional resguardaba un cerebro que, para mí, era como una lámpara. La única luz (artificial, lo acepto) en mi infancia.
*
Mi abuela solía sentarme en su regazo para contarme acerca de los viajes que hacía con mi abuelo (Guillermo “Memo” Villeda Hdez.). Recuerdo que me señalaba con su garboso índice los lugares que apenas reconocía en un viejo globo terráqueo perteneciente a mi madre y sus hermanos. A falta de imaginación (a pesar de mi precocidad) nos paríamos a medias con las fotografías.
*
Me cultivé en una geografía de distorsión, sin imágenes fijas. Siempre luz. Yo –apenas- era un modelo a escala tridimensional de lo que soy ahora: un montón de chinos y una pandorga boca, ambas pertenecientes a una estética de ficción. Yo apenas era un “apenas”.
*
Ahora soy todas mis cavidades tosiendo por el invierno.
*
Aprendí el amor cuando mi abuela murió (intestinos borrascosos). Miré con el rabillo del ojo a mi abuelo demolerse en lágrimas como la vieja casona en la que vivían. Todo se minimizó al cristalizarse las lágrimas en la alfombra. Aún está el clavo del suero en la pared. El cuerpo de mi abuelo fue esa construcción apaleada por un terremoto sempiterno, tapias cuarteadas, fisuras en las mejillas. Sus orejas no pararon de desplomarse y (tal vez) nunca sonrió más. La única luz que perduró en la familia era la de las radiografías, de las tomografías. También él murió de las entrañas.
*
Por toda esa cartografía heredada de muerte y mondongo, soy visceral.
*
Esta es mi fotografía favorita de ambos: era una época de carestía y mi abuela con su rebozo cierra los ojos mientras mi abuelo posa para la cámara, ahí están, antes de recorrer tierras e intemperies, enamorados, bailando en alguna fiesta septembrina por la Independencia de México.
January 13th, 2008 -- Posted in |
TELEMORBO EstePaís Cultura
Je suis fan #1 della Amélie Nothomb
Último encuentro con la diva en Ácido sulfúrico
*
Para describir a Amélie Nothomb se necesitan solamente dos palabras: misteriosa y prolífica. Hija de un embajador (y escritor) belga, nació en Kobe, Japón. Su biografía indica que ha vivido en muchos sitios, desde Estados Unidos hasta Birmania. Extravagante, tiene la labor ininterrumpida de escribir cuatro horas al día, que se traduce en la publicación de un libro por año desde 1992. Amélie afirma que adora las cosas que no comprenderá jamás.
Ácido sulfúrico se publicó en el 2005 en Francia, en Albin Michel, y en México apenas es una “novedad”; a pesar de que sus últimas novelas Journal d’Hirondelle y Ni d’Ève, ni d’Adam fueron publicadas en Francia el 2006 y el año pasado respectivamente.
Esta novela es, más bien, una fábula porque retrata – con agudeza crítica y humorística en el estilo acostumbrado de Amélie – a la muerte es un espectáculo televisivo. Nothomb, aprovecha el boom de los reality shows para hacer de las suyas: escribir el extremo del morbo, representado por el macrocosmos de Concentración. Éste es el programa de televisión más visto en Francia. Considero que Amélie Nothomb no indaga en la omnipresencia del Estado (como George Orwell en 1984) sino en el poder de la televisión y la sociedad del espectáculo. Insufrible como es y acostumbrada al humor negro, aplaude el exceso. Para el programa, los concursantes son prácticamente secuestrados por la televisora en Paris, y trasladados en vagones hasta unas instalaciones que no están lejos de ser la versión contemporánea de los espeluznantes Auschwitz-Birkenau o Lublin-Majdanek. Un campo de exterminio repleto de cámaras. Es ahí donde se retoma la idea del ojo omnividente del Big brother o el Panóptico de Bentham. Sin embargo, el ojo es sustituido por el dedo inerte sobre el control remoto. (Es un zapping dentro de la miseria: un círculo que, por su naturaleza, está condenado a la repetición). Nada se escapa al espectador, que no se pierde ningún episodio, porque la emoción aumenta: la decadencia va subiendo de escalón. Todos observan las torturas, el trabajo forzado, la muerte que pende sobre las cabezas de los concursantes. Los televidentes tienen el derecho de votar cada semana para la eliminación de los que participan en Concentración. ¿Quién será ejecutado? Véalo usted a continuación.
Entrelíneas, un microcosmos, la relación destructiva entre la bella Pannonique, o CCKZ 114, protagonista que incrementa el rating; y Zdena, la Kapo que la vigila y somete. Una víctima, la otra verdugo. Paradigmas (entre mujeres) que Amélie aborda en novelas como Estupor o temblores o Antichrista.
La escritura de Nothomb, monstruosa por pedante pero brillante por mordaz, nos muestra – apenas enciende la luz – la sombra del entretenimiento televisivo. Hay que aceptarlo: vivimos la tendencia televisiva de la degradación. El homo videns de Sartori es adicto a la telecrueldad. El televoto controla la vida humana y el público ovaciona la hipérbole del sadismo. Amélie lo sabe y nos revela la hipocresía de la sociedad en Ácido sulfúrico, libro corrosivo. Altamente recomendable, aunque no es su mejor libro, pero tengan cuidado porque las náuseas (que la misma autora se provoca al comer frutas ya pasadas) acompañan a la lectura.
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