hay un poema en mi refri
hace casi tres meses decidà dejar de palabrear. me despedà de las comilonas de palabras, tampoco vomité más. empece ayunando. después, me sometà a una dieta rÃgida de monosÃlabos por temor a engordar. (las palabras sobreesdrújulas como “quÃmicamente” están prohibidas, ni se diga del “supercalifragilisticoespialidoso”). sólo pensaba en mi figura: tomaba pÃldoras dietéticas y hacÃa ejercicio en exceso. pesaba las palabras antes de palabrear, contaba sus calorÃas. jugaba con las palabras sobre mi plato, las escondÃa entre la servilleta. hipopalabrerÃa. mi lengua perdió peso rápidamente y cuándo quiso decir algo, ya no pudo.
TENGO HAMBRE, quiero palabrear. en ese compartimiento para hacer hielitos del refri hay un poema. en donde pongo mis huevos hay un poema. debajo de las hojas de lechuga hay un poema. entre el apio hay un poema. en el agua simple nadan las palabras. en el hoyito de la manzana por donde sale el gusano hay un poema. tengo hambre. no puedo más. esta anorexia de letras me va a matar. poema poema poema ¿dónde estás?
(recomendación médica: una palabra por dÃa y “Muerte por Tupperware”, fotografÃa de Daniela Edburg)